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alasdsilencio

sin querer quedarse

En la lejanía de mi carne lanzaba atardeceres
de acróbata, mientras mis pasos se iban
quemando a las puertas de su alma tan
reservada, tan callada, que siempre quedaba
en sus confines rendida. Y ahora tras el muro
no quedan verdades en las que fruncir sus
palabras vanidosas, no soy capaz de empuñar
mi pluma y escribir en otros corazones a traición.
Me he convertido en una margarita desnuda
entre sus dedos de sal, mientras va deshojando
mi ombligo en una interrogación. Ya el ocaso
araña mi espalda, se descuelga en mis ojos y me
considera ambiguamente cotidiana al citarnos
siempre en el mismo lugar. Se me agolpan las
palabras que callé y aparecen siempre rondando
el vientre de los naufragios, doliendome como
solo ella sabe doler. La quise tanto que terminaron
las ventanas de mi alma manchadas de lluvia, se
nos descolgó el amor y envejecieron las metáforas
y ahora cargo con el pesado latido de retenerla solo
en el corazón. Nunca la tuve, pero pareció rondar
tanto mi piel el lejano espejismo que las mareas
florecierón y bañaron mis silencios... Se terminó
el verano glaciar de sus ojos y la tormenta agridulce
de su boca. En su condena me clavó, a esa muerte
de piedra que sus manos oscuras tramaron. Ese
inmenso amor que no me tiene pestañea en sus
pupilas y va marchitando en esos hoyuelos por donde
parece que se le fuera la vida. Si yo pudiese, le daría
dos alas para que pasara sin querer quedarse...

1 comentario

Anónimo -

no olvides k hay gente k se preokupa por ti. Desaparece lo k necesites, pero recuerda volver, aunke solo sea por una amistad. Un bso canija.